Nació en Málaga y a los 10 años llegó a A Coruña con su familia, donde su padre tomó posesión de la cátedra de Dibujo de Figura y Adorno en la Escuela de Bellas Artes de esta ciudad. En 1892 inició sus estudios artísticos, matriculándose en dicha Escuela, y tuvo como profesor a Isidoro Brocos, quien influyó en el pintor malagueño a lo largo de toda su estancia en esta ciudad. En 1894 pinta los primeros retratos utilizando como modelos a sus familiares. Se trata de óleos y bocetos personales. En 1895 abandonó A Coruña y se trasladó a Barcelona con su familia, ya que su padre había intercambiado su plaza con la del profesor Román Navarro, de la Llotja de Barcelona.
En 1897, ya instalado en Barcelona, acude frecuentemente a la cervecería Els Quatre Gats, centro de la intelectualidad de vanguardia, donde será un tertuliano habitual, y en cuya Sala Gran expuso por primera vez de forma individual en 1900. En estas fechas la obra del pintor, a base de largas pinceladas, muestra la influencia del Greco. A finales de ese año, Picasso viaja por primera vez a París, y se vincula con la colonia española, especialmente con la catalana. En esta ciudad conoce la obra de Toulouse-Lautrec, cuya influencia se hará visible en sus pinturas y pasteles de esa época, así como en la temática: escenas populares y de teatro.
El suicidio de su gran amigo Carles Casagemas, con quien había realizado este viaje y con el que compartía estudio, inspiró a Picasso una nueva orientación temática: una meditación triste, en ocasiones amarga, sobre el sentido de la vida. Es el comienzo de su etapa azul, denominada así por la acusada tendencia monocromática hacia este color. «Fue pensando en Casagemas cuando empecé a pintar todo en azul», afirmó el artista. Las visitas a la prisión de mujeres lo impresionaron tanto que realizó varios retratos de ellas, presentándolas, en ocasiones, como maternidades frente al mar.El retrato de Carlotta Valdivia, encargada de un burdel en Barcelona, marcó el final de esta etapa azul. Poco a poco Picasso fue dando paso a nuevos colores y nuevos temas; aparecen en su obra saltimbanquis y artistas de circo. Es el inicio de la etapa rosa.
En abril de 1904 realizó su último viaje a París. Se instaló en el edificio conocido como Bateau-Lavoir y se relacionó principalmente con los artistas catalanes Canals y Manolo Hugué. Más tarde conoció a Apollinaire, André Salmon y a Fernande Olivier, que se convertiría en su compañera sentimental de esos primeros años parisinos.
En el verano de 1906 viajó con Fernande a Gósol y Horta del Ebro, donde se hizo patente su interés por la pintura de Cézanne, que inspira el modelado y el modo de plasmar los volúmenes. En estos años conoce también el arte negro y la escultura ibérica, que serán determinantes en su producción más inmediata. Cierra su etapa rosa y comienza a realizar una serie de obras que en 1907 se materializan en Les Demoiselles d’Avignon, punto de partida de uno de los movimientos que marcará el arte del siglo xx: el cubismo, que cultivará junto a su amigo Braque, y al que más adelante se unirá Juan Gris.
En 1912 sus obras cubistas van a evolucionar de una primera etapa analítica –denominada así por el minucioso facetado de las imágenes y la reducida gama cromática basada en tonos sienas, ocres y grises– hacia el «cubismo sintético», en el que incorporan elementos reales al análisis del objeto: trozos de papeles pintados, periódicos o cordones; serán los llamados papiers collés. Al mismo tiempo sigue investigando en la escultura –en la que había realizado incursiones en 1909– y comienza a realizar «ensamblajes», esto es, piezas escultóricas resultantes de ensamblar distintos objetos que componen una nueva imagen, como sus numerosas «guitarras». El ensamblaje supuso una revolución en el campo de la escultura, que empezó a explorar nuevas vías, desprendiéndose por fin de los resavios academicistas y avanzando hacia la modernidad.
En 1917 inició una relación con los Ballets Russes y se casó con una de sus bailarinas, Olga Koklova. En estos años Picasso abandona paulatinamente el cubismo, que es sustituido por una vuelta a la figuración, tamizada por el influjo de Ingres y el arte clásico, dando lugar al denominado «neo-clasicismo» monumental de profundas raíces mediterráneas. Sus temas principales serán los relacionados con el circo –principalmente los arlequines– y el desnudo, a menudo representado en figuras situadas frente al mar. Su fama en los años veinte había llegado a tal punto que todos los pintores que llegaban a París, procedentes de la Península, incluían en su programa la visita al estudio de «Pablo el Grande», en palabras de Alejo Carpentier.
En 1936 ADLAN (Amigos De Las Artes Nuevas) organizó su primera retrospectiva en España, que viaja a Barcelona, Madrid y Bilbao. Este mismo año realiza el Guernica, encargo del gobierno de la II República para el pabellón español de la Exposición de París de 1937, una de las obras más importantes del arte del siglo xx inspirada en el bombardeo de esta localidad vizcaína por la aviación alemana durante la Guerra Civil. El proceso creativo de esta obra es uno de los mejor documentados, ya que se conservan numerosos estudios de los distintos elementos alegóricos que se representan en él, además del reportaje fotográfico realizado por Dora Maar, en esos años amante del pintor.
En 1945 se afilia al partido comunista francés y artísticamente se adentra en el grabado litográfico. En 1947 trabajó el campo de la cerámica, sin abandonar nunca la pintura. En 1948 el Gobierno francés le concedió la Medalla de Reconocimiento francés, y en 1950 recibió el Premio Lenin de la Paz. En 1961 se trasladó a Mougins y allí realizó una revisión de obras maestras del arte bajo su propia estética, como Las Meninas, de Velázquez, o el Almuerzo campestre, de Manet. En el año 1963 se inauguró el Museo Picasso de Barcelona. Diez años más tarde, el 8 de abril, muere en la localidad francesa de Notre-Dame-de-Vie, en Mougins.
En 1985 se creó, en el antiguo Hotel Sale, el Museo Picasso de París. Sus primeros fondos se forman a partir de una colección de más de cuatrocientas obras que el Estado francés consiguió en concepto de pago de los derechos de sucesión, y se incrementó en 1990, tras la muerte de su última mujer, Jacqueline Picasso.
Su obra se expone en los principales museos e instituciones de todo el mundo, y forma parte de las más prestigiosas colecciones.